La Nación – Arqs. Ignacio Turner & Federico Álvarez Bayón – Laguna del Sol
Modernidad: geometría pura y superficies blancas, una tendencia
La fórmula menos es más hoy gana clientela en countries y barrios cerrados
Hace no más de diez años, pensar en una casa en un club de campo remitía casi con seguridad a la imagen de una arquitectura de techos en pendiente y ladrillos a la vista. Repetido casi hasta el cansancio –y hasta su banalización–, el uso de estos elementos se explicaba como respuesta a caprichos de clientes de arquitectos que, no siempre, los lograban traducir con éxito en resultados eficientes y estéticos.
Sin embargo, una cantidad de viviendas diferentes fue surgiendo en countries y barrios cerrados, al compás del boom urbanístico de las últimas dos décadas. Su aparición coincide con una nueva generación de clientes que creen en el ideal miesiano del menos es más, optando ahora por las superficies lisas y blancas, o las grandes aberturas acristaladas, los techos planos, el orden modular y los espacios intermedios entre interior y exterior para definir sus viviendas. Porque muchas de estas nuevas casas son para habitar todo el año y no de fin de semana.
Este es el caso del prisma horadado que los arquitectos Federico Alvarez Bayón e Ignacio Turner proyectaron y dirigieron en el country Laguna del Sol, cercano a Nordelta, con el apoyo de los ingenieros Raúl Husni y Claudio Macchi como estructuralistas. En este ejemplo, la tarea de los ingenieros fue clave: la casa tiene algunas audacias como el tanque de agua en voladizo, bajo cuya losa un cerramiento transparente limita la cocina; o la raja que atraviesa la cubierta en la totalidad del espacio central, y la ausencia de dinteles en todo este ámbito.
Elementos esenciales
La transparencia, fundamental en esta arquitectura contemporánea, también es tema en una casa cuyo concepto de rescatar lo esencial la vincula con el ejemplo anterior: la proyectada y dirigida por los arquitectos Marcelo Vila, Adrián Sebastián y Javier Vila, en el country Ayres de Pilar, que fue realizada con Bárbara Francia y Liliana Bayala como arquitectas asociadas.
Aquí, en una planta que conforma un patio interior para resolver la vivienda en dos cuerpos vinculados por el área de servicios, el orden modular facilita la optimización del espacio. «La casa no intenta ser moderna ni de vanguardia –dice Marcelo Vila–. Por el contrario, la preocupación está en la construcción de un pensamiento regional, austero y contemporáneo.»
También resultado de la composición con elementos de geometría esencial es la vivienda que el arquitecto Ezequiel Witis proyectó y dirigió en el country Abril, que mereció el Premio Bienal de Arquitectura en la categoría vivienda unifamiliar del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires en 2003.
Aquí, la geometría tampoco se presenta como preocupación estética básica, sino que parece seguir la función –otro postulado del racionalismo del 30–. «En un principio, la idea era contar con un espacio de distribución amplio y de buena altura –explica Witis–. La forma surgió después, cuando llegué a la conclusión de que el círculo es la síntesis que vincula y cierra los espacios.»
A partir del cilindro central se articulan espacios de estar en planta baja y dormitorios en el primer nivel, con un puente vidriado que los vincula.
Un esquema similar sigue la casa de Alvarez Bayón y Turner, aunque esta vez el foco de atención es el comedor, que se continúa en el deck-expansión, cuyo eje es el árbol que lo atraviesa y queda enmarcado por la arquitectura. El prisma horadado, el árbol en esta grilla espacial, y los juegos de luces verticales que modifican la percepción nocturna de la fachada sobre el jardín con pileta son parte de la estética de una vivienda en la que es posible descubrir nuevas visiones cada momento.
Fuera de toda competencia
Recordemos como el inicio de la tipología de casa de country las grandes casonas que el arquitecto Arturo Dubourg diseñaba en su línea de normando acriollado. Esos tejados altos con fuertes declives se ven todavía como la imagen residencial de una casa de descanso. Más tarde, las de descanso o fin de semana se convirtieron en viviendas de tipo permanente, lo cual aligeró la pompa de algunos palacetes e incorporó el funcionalismo. Cambió la imagen, se fue modernizando y se abandonó la búsqueda de estilos que imponía años atrás la competencia con las casonas normandas o Tudor, californianas o mediterráneas.
Síntesis: diálogo del interior y exterior
Las casas de concepción contemporánea muestran texturas lisas, colores claros y sorpresas aun dentro de la escasez de contrastes.
Así, el bloque de la chimenea en la casa de Laguna del Sol se incrusta, revestido exteriormente en piedra parís, en un panel de vidrio que sube desde el zócalo, o delgados perfiles metálicos en U para las terminaciones inferiores de la yesería de los muros los separan del suelo y alivianan visualmente.
Mientras tanto, en la vivienda de Ayres de Pilar, una piel resuelta en tirantes de madera dura, los parasoles, tamiza la incidencia directa del sol.
En Abril, el blanco es omnipresente en el revoque símil piedra de muros exteriores, y la carpintería de aluminio blanca sólo es atenuada por los vidrios laminados verdosos. La noción es llevada al extremo en los revestimientos de mármol de Carrara en pisos y paredes de baños, y graníticos blancos en los exteriores.
En los tres casos, la continuidad de texturas lisas y colores claros es un modo de crear una simbiosis entre interior y exterior: «En el ambiente blanco, el color lo pone el verde exterior», dice Witis.
Alvarez Bayón cuenta los cuidados que merece el árbol que ocupa el centro de la fachada al jardín, y Vila reflexiona sobre la condición de las nuevas urbanizaciones, que crean la aspiración de una fuerte relación con la naturaleza.
Marta García Falcó LA NACION | Arquitectura